Que error tan grande he cometido para purgar mis pecados con tan tremendo castigo.
La vida tiene que ser ese algo maravilloso que nos incite a vivirla al máximo, disfrutando de cada momento como algo único e irrepetible pero por los designios del destino muchas veces te ves envuelto en su juego macabro. Jugando sin querer a la ruleta rusa con una pistola cargada con todas sus balas.
Cada una de ellas es una trampa mortal que te pone en la manos el diablo, para que así des el paso que des siempre le entregues tu alma y le dejes hacer con ella lo que le apetezca. Ahora veo que las cosas son como el quiere que sea, pero no quiero dejarme vencer, daré un puñetazo en la mesa y le lanzaré la pistola a los pies diciéndole “Conmigo no juegues, que el último AS lo guardo en mi manga”.
Si esto es una prueba para ponerme contra la pared, yo tengo las herramientas para romper la pared y escapar. Pero antes me reiré de todo aquel que ahora lo hace de mí. No voy a darles el gusto de verme vencido y saliendo por la puerta de atrás sin pelear, sin dejarme todos y cada uno de mis sentidos en demostrar que ellos son los que están confundidos y que de ningún cobarde se escribió nunca nada. Ahora soy yo el que está sumido en las tinieblas de la duda y la desesperación, pero recordad que el que ríe el último es el que ríe mejor y más a gusto.
Quizás los que piensan como yo y no se atreven a decirlo sean los que antes caigan, ya que es mejor decirlo y ponerse una vez colorado que estar siempre a punto de explotar, es mejor que te vean venir de frente que estar siempre dando la espalda y salir corriendo como las ratas en un naufragio.
Dios como cuesta el afrontar cada día sabiendo que las fuerzas te las dejas en la casa y que no puedes ni con las que aquellos que te quieren te ceden, como jode ver que la persona que eres se ve anulada, sumida simplemente a las sobras de lo que fuiste.
Pero llegará el momento que vuelva a ser yo y pise más fuerte que nunca.
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