Hola sabes que existo porque te doy la vida, porque sin mi no serias nada, porque hago circular la sangre por tu cuerpo día a día, en fin soy el motor de tu vida y de tus sentimientos, pero realmente ¿qué es lo que siento? ¿Qué es lo que me pasa?
Te sientes raro, incómodo, triste y decaído, pero no sabes la razón exacta de tu sufrimiento, quizás sea porque aun a tu edad no aprendiste a hablar conmigo, a dialogar con tu motor vital, a preguntarme porque me estoy agotando y aburriendo de darte fuerzas día tras día para seguir con tu camino en la vida. No te echo la culpa de mi sufrimiento, pero si te digo que me trataste mal, que no te preocupaste de lo que yo sentía y fuiste egoísta, pues te ofuscaste sólo en reírte y disfrutar, en instalar en unos de mis rincones mejor guardado a esa persona a la que me obligaste a amar, a adorar.
Cada vez que te enamoras no piensas que me estas entregando de una forma directa, gratuita y desmesurada, que me quitas mi coraza para entregarme desnudo e indefenso a esa persona que piensas que lo merece. Pero piensa con la cabeza fría, si te vale la pena entregarme de esta manera desinteresada a la primera de cambio. No hace falta que te canses al pensar, pues ya te doy ya respuesta: cada nueva ilusión de sentirte amado es un pedazo del puzzle que me compone que le entregas a alguien, es una parcela de mi yo total que regalas y sin la cual ya no puedo volver a ser quien realmente soy, quien realmente era desde un principio, me apago en cada suspiro que das pensando que realmente me das la vida. Ahora que sabes que siento quizás puedas comprender ese dolor inmenso que padeces, esa agonía que sientes en vida, ese desánimo eterno, ese aletargamiento al que te ves sometido.
Con ello no quiero decirte que dejes de amar, que dejes de ilusionarte, que dejes de regalarme, pues si lo hicieras sería cuando de verdad me mataras, cuando de una forma cruel me metieses en el cajón del olvido para dejarme a un lado de tu vida. Quiero que sigas queriendo, amando e ilusionándote pero que cuentes conmigo desde ahora, que cuando vallas a hacerlo te sientes a un lado del sendero de la vida y me preguntes, pues yo mejor que nadie sabré indicarte que camino debes de seguir, que parte de mi puedes entregar y en que medida debes hacerlo para que así ni tú ni yo resultemos heridos.
Ya sólo me queda darte las gracias por haberme escuchado, por sentarte cara a cara con tu soledad y en la belleza del silencio escucharme, hablarme y entenderme.
No hay comentarios:
Publicar un comentario