reflexión

Invitación a la reflexión:


¿Dónde esta la delgada línea que diferencia la normalidad de la anormalidad?


¿Quién dictamina lo que está bien o mal?


¿Quién o qué es capaz de decidir cual es la postura correcta ante cualquier decisión?


Quizás estas y otras preguntas ronden por tu mente día tras día sin lograr decidir cual es la respuesta correcta o el camino a escoger ante cualquiera de ellas. Pero ahora mira dentro de ti y piensa sinceramente si alguna vez no has juzgado a alguien por ser distinto a ti, por no pensar como tú o por creer que la vida se puede vivir de otra manera que quizás ni te planteaste nunca.
Todos y cada uno de nosotros somos los que marcamos las normas de esta sociedad, los que hacemos que una persona o colectivo sea discriminado o aceptado, los que hacemos posible que una ilusión se convierta en realidad, porque sinceramente no somos nadie para juzgar o decidir por otro si lo que hace está bien o mal ,si es anormal.


Quién alguna vez no ha criticado a un amigo/a por hacer algo que bajo nuestro punto de vista no está bien, no es lo correcto o simplemente no nos ha gustado, pero ahora pensemos que cuando somos nosotros los que estamos en esa tesitura no queremos ser juzgados., no queremos ser el centro de las conversaciones del rato o el día después.


Cuantas veces nuestros antepasados tuvieron que verse obligados a coger una maleta y meter en ella las pocas pertenencias que poseían para hacerse al mundo e intentar encontrar un lugar mejor donde poder realizar una vida y tras encontrar allí trabajo enviar a sus familiares, que no partieron, lo poco que podían para hacerles la vida más fácil, eso hoy en día sigue ocurriendo y lo vemos lo más normal del mudo. Pero el matiz es otro cuando son otros padres de familia los que vienen aquí, a nuestro país a intentar encontrar una vida digna.


Dicen que el amor es el más bello de los sentimientos que existe, pero no podemos ver que dos personas que son igual que nosotros, que tienen un corazón y por el corre la sangre igual que por el tuyo o el mío, siendo del mismo sexo se amen y quieran compartir sus vidas hasta que dejen de existir, hasta que se apague su amor en un último suspiro. Si en realidad es algo tan puro y hermoso porque empeñarnos en vetarlo, en ponerle una determinación hombre_ mujer. Si un hombre es capaz de dar amor a una mujer y una mujer a un hombre por qué no puede darlo un hombre a otro y una mujer a otra, si es algo tan puro no habría que acotar ni poner género, dejemos que quien ame decida a quien amar, a quien entregarse.


Si todos y cada uno somos una partícula del mundo que es todo, hagamos que este mudo sea el sitio perfecto para vivir, para poder hacer de la tierra el lugar perfecto para que todos seamos como seamos, pensemos como pensemos y obremos como obremos, podamos convivir sin que nadie juzgue a nadie y donde todos podamos estar en compañía los unos con los otros.